Qué es la pulsioximetría:
La pulsioximetría es un método no invasivo, que
permite determinar el porcentaje de saturación de oxígeno de
la hemoglobina en sangre de un paciente con ayuda de métodos
fotoeléctricos.
La pulsioximetría es un método seguro, barato y útil para medir la saturación del oxígeno en uso clínico. La lectura de la saturación periférica del oxígeno no es siempre idéntica a la lectura de la saturación arterial del oxígeno en sangre, pero las dos se correlacionan bastante bien. Inicialmente la pulsioximetría se desarrolló como una forma de detectar la hipoxia.
Para realizar esta práctica se utiliza un aparato
denominado pulsioxímetro de dedo u oxímetro de dedo que consigue monitorizar el
nivel de concentración de oxígeno que tenemos en la sangre de una manera
no intrusiva.
Cómo funciona un pulsioxímetro:
Para realizar esta técnica, se coloca el pulsioxímetro,
en una parte del cuerpo que sea relativamente translúcida y tenga un buen flujo
sanguíneo, generalmente en los dedos de la mano o del pie o el lóbulo de la
oreja.
El pulsioxímetro emite luces con longitudes de onda, roja e
infrarroja que pasan secuencialmente desde un emisor hasta un fotodetector a
través del paciente. Se mide la absorbancia de cada longitud de onda
causada por la sangre arterial, excluyendo sangre venosa, piel, huesos,
músculo, grasa. Con estos datos será posible calcular la saturación de oxígeno
en sangre.
El oxímetro de dedo mide qué porcentaje de la hemoglobina
contiene oxígeno, la proteína en la sangre que transporta el oxígeno, los
valores normales aceptables para los pacientes sin patología pulmonar que
serían del 95% al 99%.
Debido a que se trata de medidores no intrusivos, la
medición aquí se basa en la radiación de la luz infrarroja. Los dispositivos
cuentan con diodos LED capaces de emitir luz roja e infrarroja en unas
frecuencias muy concretas y proyectan dicha luz contra nuestra piel.
Concretamente, hablamos de un LED que emite luz en una longitud de onda de 660
nanómetros y otro LED que mite luz en 940 nanómetros.
Dicha luz impacta contra la piel, devolviendo así una imagen
muy concreta que otros sensores analizan. Los pulsioxímetros tradicionales
proyectan dichas luces contra la punta de un dedo y las pulseras contra la
muñeca, pero todas buscan el torrente sanguíneo. Así, la sangre oxigenada
absorbe una frecuencia de luz (la de 940 nanómetros) mientras que la sangre
desoxigenada absorbe la otra frecuencia, la de 660 nanómetros.
Una vez se ha proyectado la luz, el sensor o fotodiodo encargado de analizar la luz rebotada, y por tanto no absorbida, es el que determina, siempre de forma estimada, qué porcentaje de oxígeno transmite nuestra sangre en función de la luz captada (la no absorbida). Se trata de una prueba lenta que suele llevar algunos segundos. De hecho, los relojes y pulseras con pulsioxímetros recomiendan permanecer quietos durante varios segundos (hasta 15) para que así no variemos el pulso, y por tanto los niveles de oxígeno, durante la prueba.
Usos de un pulsioxímetro:
El pulsioxímetro sirve para la medición continua de la
saturación de oxígeno en la sangre sin tener que hacer un análisis de
sangre, y es útil en cualquier sitio donde la oxigenación de un paciente es
inestable como en cuidados intensivos, emergencias y hospitales.
Así mismo, es muy útil en el hogar, para las personas que
padecen problemas de respiración, como neumonías frecuentes, asma,
insuficiencia cardíaca o las temidas bronquiolitis infantiles son los que
suelen tener este aparato médico en casa para estar más controlados.
Los pulsioxímetros portátiles son útiles para los pilotos,
escaladores y atletas de montaña cuyos niveles de oxígeno pueden disminuir a
grandes altitudes o con ejercicio en los que es importante verificar los
niveles de oxígeno en la sangre
En el momento que veamos que nos falte la respiración o
sentimos presión en el pecho, podemos medir nuestros niveles de oxígeno en la
sangre con el pulsioxímetro.
Igualmente su uso se ha extendido en los últimos años en
pruebas de esfuerzo en clínica, y en menor medida en el ámbito de la medicina
deportiva. La combinación de la oximetría con la ergometría complementa la
prueba de esfuerzo, gracias al control continuo de la saturación de oxígeno en
el torrente sanguíneo.
Resultados de la pulsioximetría:
Para utilizar el oxímetro de dedo, enganche el
pulsioxímetro con la pinza sobre una parte de su cuerpo donde la luz puede
brillar a través de la sangre que fluye a través de sus arterias, generalmente
en el dedo en los adultos, el dedo del pie o el lóbulo de la oreja.
Asegúrese de que el pulsioxímetro de dedo le esté dando una
lectura precisa ya que puede proporcionar una lectura incorrecta o ninguna. Una
buena manera de determinar si es exacta es comparar la tasa de pulso en el
oxímetro y la frecuencia de pulso de forma manual. Si no corresponden
probablemente no lo tenga correctamente situado.
En valores normales en un paciente sano, el resultado debe
ser entre el 96% y el 99%.
Si el resultado da unos valores aumentados de la saturación
de oxígeno, esto puede ser debido a hiperventilación o ansiedad.
Si el resultado está en un 95% o menos podría indicar
hipoxia y debe ser vigilada; y si 90% o menos indica hipoxia significativa y
requiere acción inmediata.
El resultado con valores disminuidos de la saturación de
oxígeno puede deberse a enfermedades pulmonares crónicas, descompensación o
crisis de asma, enfermedades cardiacas, bronquilitis, etc.
Debemos tener en cuenta, además, que los cambios son
pequeños y, por tanto, nuestra mejor opción es medirlos en partes del
cuerpo donde el pulso se pueda analizar bien. La parte de arriba de la muñeca
no es una de las mejores zonas del cuerpo para hacerlo y, por tanto, la
lectura puede no darse bien o ni siquiera darse.
Además, para hacer una buena medición del oxígeno en sangre
debemos estar quietos mientras el pulsioxímetro hace el análisis. Pequeños
movimientos de la muñeca pueden alterar la lectura. Es por ello que si lo
queremos para utilizarlo mientras hacemos deporte, las lecturas pueden ser un
poco confusas o, al menos, nos obligará a pararnos.
Como ocurre con la medición de frecuencia cardíaca en las
pulseras inteligentes, podemos esperar cierta falta de fiabilidad en las
lecturas - algunas investigaciones encuentran que hasta en el 90% de las
mediciones - debidas entre otras cosas al color de la piel. Y es que,
dependen de algunas cosas como si nos movemos, en qué zona de la muñeca
hayamos colocado la pulsera o si está bien pegada a nuestra piel, pero sin
excederse.
Es por ello que, aunque se pueden utilizar de manera orientativa, si necesitamos hacernos con un pulsioxímetro por razones médicas, nuestra mejor opción sigue siendo hacernos con uno tradicional a la espera de ver si la tecnología de las pulseras inteligentes sigue evolucionando hasta igualar su fiabilidad.
Limitaciones en los resultados:
A pesar de las mejoras tecnológicas recientes, los
pulsioxímetros tienen ciertas limitaciones que pueden afectar la exactitud de
las mediciones. El personal sanitario debe estar al tanto de ciertas
situaciones en las que la lectura del oxímetro podría ser inexacta. Algunas de
las más comunes son las siguientes:
Pacientes con hipoxias graves, con una saturación de
oxígeno menor del 80%. Los pulsioxímetros pueden sobreestimar este valor.
Anemia intensa.
Perfusión deficiente debido a hipotensión, shock
hipovolémico, ambiente frío o insuficiencia cardiaca. Es posible que la
máquina no produzca una lectura porque la sangre no llega bien a los dedos
(están fríos).
Presencia de carboxihemoglobina: en las intoxicaciones por
monóxido de carbono la lectura está falsamente reducida.
Presencia de metahemoglobina: en intoxicaciones por tintes
de anilina y nitritos la lectura está falsamente reducida.
Presencia de elementos que dificulten la captación de la
emisión, como determinados tipos de laca de uñas, uñas sintéticas, suciedad o
la movilización de la pinza de detección.
En pacientes con la piel oscura se han detectado valores
erróneamente altos y una mayor frecuencia de fallos en la detección de la
señal.