Publicado por : Francisco PJ





¿No es esta una pregunta que mas de uno hemos pensado a lo largo de nuestras vidas? La respuesta es SI.

El mérito de haber alcanzado semejante proeza a niveles inesperados se debe a los esfuerzos de un científico ruso injustamente olvidado por años: el doctor Sergei Brukhonenko. Desde 1923, este científico se había interesado en el tema a raíz de unos estudios químicos sobre una sustancia anticoagulante que facilitaba las transfusiones de sangre.


“En 1926, en colaboración con el Dr. Tchechulin, diseñó un aparato para la ‘circulación artificial con sangre de animales de temperatura cálida’”, señalan Konstantinov y Alexi-Meskishvili. El aparato consistía en un sistema de válvulas y diafragmas que inyectaban la sangre a través de los pulmones diseccionados de un animal a otro que era sujeto de la prueba. El 1 de noviembre de 1926 los inventores ofrecieron una demostración de su descubrimiento con un perro como conejillo de indias. “El perro se mantuvo vivo durante dos horas tan solo por medio de la circulación extra corporal”. Se considera que este fue el primer experimento de su tipo en el mundo.


Brukhonenko dio un paso más. Durante años trabajó en pruebas para mantener vivos órganos separados del cuerpo. El 1 de junio de 1928 asombró al mundo durante una presentación ante la comunidad científica asistente al Tercer Congreso de Medicina de la Unión Soviética. Ese día presentó una cabeza de perro con signos de vida a pesar de estar separada del cuerpo del animal. “Como parte de la demostración, mostró que la cabeza cortada reaccionaba a una variedad de estímulos”, señala el escritor Alex Boese en un artículo sobre los experimentos más raros de la historia. La cabeza “parpadeó ante ruidos fuertes como el de un martillo que golpeó la mesa del costado. Las pupilas se contrajeron cuando se les enfocó una luz. Pasó la lengua ante un poco de ácido echado sobre sus labios. Incluso se tragó un pedazo de queso, que en seguida cayó por el otro extremo del tubo del esófago”.


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  1. A los fumadores (y sus esposas) y a los malos maridos interesados en cabezas que sobreviven sin cuerpo les recomiendo un cuento del famoso cuentista Roal Dahl, "Relatos de lo inesperado" sobre una esposa que conservó el cerebro privilegiado del esposo tras su muerte y maquinó su venganza.... Je, je, es genial, leedlo.Baratito, os aseguro una sádica y sana diversión (el cuento de la jalea real me gusta más, podéis contárselo a las mamás de vuestros pequeños pacientes esmirriadillos y maloscomedores).

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