Publicado por : Curro
Hoy tenemos un artículo de una gran invitada!!
Hola, personillas del mundo.
Me llamo Andrea y soy novata en el mundo de la medicina, justo ahora voy a empezar la carrera. Hace poco se me ocurrió la idea de empezar un blog en el que os cuento mis historias y un poco mi día a día de esta nueva aventura y en el que todos sois bienvenidos. Podéis leerme en lascronicasmedicas.wordpress.com y @Cronicasmedicas
A continuación os dejo una entrada que trata sobre los grados superiores, en la que
os doy mi opinión y os cuento mi experiencia.
Empezamos, pues?
Creo que los grados superiores están infravalorados. Esa es mi opinión después de haber
hecho uno, concretamente el de anatomía patológica y
citología.
Para quién no lo sepa
hay varias formas de entrar a un grado superior:
- Tener más de 19 años y hacer la prueba de acceso
- Tener el título de bachiller
- Haber hecho un grado medio y el llamado “curso puente”
Los grados superiores son otra alternativa para
entrar a la universidad, alternativa usada por mucha gente aunque no lo
parezca.
Muchas leyendas urbanas hablan de que hacer un grado
de formación profesional es “de tontos” o que es para gente que no es lo
suficientemente lista para acceder a la universidad. Nada más lejos de la realidad. Conozco a gente que está en tercero o cuarto de medicina que entraron a la universidad a través de un grado superior. Es, simplemente, una opción más.
Evidentemente podréis encontrar de todo, gente que va y no quiere estudiar, gente que no
aparece por clase… pero yo también encontré ese tipo de especímenes en
bachiller, y estoy segura de que os los podéis encontrar en todas partes.
Os contaré un poco mi experiencia: Hice un
grado superior porque al acabar bachiller no sabía muy bien a qué dedicar mi vida. Es cierto que la
nota no me daba para hacer medicina pero, aunque de pequeña había sido mi
sueño, ya no me lo planteaba, lo
consideraba un sueño frustrado. En ese punto dudaba
entre varias carreras universitarias. Entonces vi la opción del grado superior y me entró el gusanillo. Sabía que la
nota no me daba para medicina pero mi cabeza empezó a plantearse
la posibilidad, una vocecilla en mi interior se preguntaba: “Y si…?”. Así que me apunté al grado. A día de hoy
puedo decir que esa ha sido la mejor decisión de mi vida.
Allí me reencontré con temarios que me gustaban: anatomía, fisiología… y descubrí otros como la histología, que me
fascinó. Hice un año de prácticas en
dos hospitales, una experiencia que me encantó. Ví que la vida podía ser
extremadamente cruel, pero también increíblemente maravillosa, y que lo quería saber todo sobre ella.
Poco a poco volví a creer que
lo mío era la medicina, así que me propuse sacar la mejor nota para poder entrar en la carrera y
así lo hice. Y aquí estoy.
Al fin y al cabo un grado superior no es más que otra vía, algo que te permite explorar otras opciones antes de decidir cual
va a ser tu camino. A la gente que tiene dudas sobre su futuro se lo recomendaría sin pensarlo. No son dos años tirados a la basura, son dos años de inversión en tí mismo, en tu camino y en tu futuro.