Publicado por : Curro

La presbicia o vista cansada es uno de los problemas más comunes entre la población adulta y que afecta a la correcta visión de los objetos próximos.

Los ojos se pueden considerar como unos órganos muy vulnerables al paso del tiempo y entre los 40 y 45 años es muy habitual comenzar a experimentar algunos síntomas de presbicia

Uno de estos primeros síntomas se relaciona con una necesidad de mayor iluminación para llevar a cabo tareas como la lectura. Si en condiciones de iluminación adecuada nos cuesta leer podemos a comenzar a sospechar sobre la aparición de presbicia. Pero sin duda, existe un síntoma muy característico de este problema visual que se conoce como el “síndrome de los brazos largos”.

Una de las sensaciones que se experimentan con la aparición de la vista cansada consiste en que al tratar de leer algo las letras se amontonan y se vuelven poco nítidas. Algo similar ocurre con cualquier otra tarea cotidiana que requiera el enfoque de los ojos a corta distancia (leer, coser…). Para solucionar en parte esta sensación, de manera involuntaria, el paciente aleja el texto (o objeto) estirando los brazos. Al alejar el papel, se gana en nítidez y se acaba por leer con los brazos totalmente estirados. De ahí, que este síntoma se conozca como “síndrome de los brazos largos”.

La parte buena de padecer este síndrome es que aunque uno mismo no se dé cuenta de que tiene un problema, las personas de nuestro entorno pueden reconocerlo muy fácilmente.

El siguiente paso lógico tras experimentar estos síntomas es la de buscar un tratamiento que nos ayude a corregirlo. Los especialistas en visión deberán realizar un diagnóstico personalizado de cada paciente aunque los tratamientos para la presbicia o vista cansada son bastante claros: uso de gafas o lentillas o recurrir a una operación de presbicia.

Una vez correctamente diagnosticado y siempre debidamente aconsejado por un profesional cada paciente deberá elegir la solución que mejor considere para sí mismo. Existen personas que por razones de comodidad o pura estética rechazan el uso de gafas y/o lentillas y prefieren someterse a una de las diferentes operaciones que le garantizan una solución a largo plazo (incluso definitiva en algunos casos). También puede darse el caso contrario, de gente que prefiera el uso de las mencionadas gafas o lentillas por temor a una cirugía, aunque se trate de una operación menor e indolora como en el caso de la vista cansada.

Sea cual sea la opción que cada uno prefiera, lo importante es reconocer los síntomas lo antes posible. La vista cansada no es un problema muy grave pero implica reconocer que nos hacemos mayores algo que a algunas personas les cuesta aceptar por lo que retrasan el correcto diagnóstico del problema. El sobreesfuerzo al que se puede someter a los ojos retrasando el tratamiento puede conllevar otros problemas mayores. De manera que se recomienda consultar con un oftalmólogo en el momento en que se comiencen a experimentar algunos de los síntomas comentados.

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  1. Los síntomas de la vista cansada suelen aparecer entre los 40 y 45 años, y este fallo en el enfoque de cerca va aumentando progresivamente hasta los 60 años de edad, cuando se estabiliza en un tope. Como bien indica el artículo, un síntoma muy común entre los pacientes que padecen presbicia es la necesidad de colocar el material de lectura a mayor distancia para poder enfocarlo correctamente. En cualquier caso, recomendamos visitar al oftalmólogo anualmente con el objetivo de detectar éste, u otros problemas visuales, lo antes posible.

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