Publicado por : Curro

Nos acaba de llegar la noticia de que en el Journal of the American College of Nutrition se ha publicado la revisión científica ‘Rendimiento cognitivo y deshidratación’, dirigida por la Prof. Dra. Ana Adan, de la Universidad de Barcelona.

El estudio aborda cómo la falta de reposición de líquidos afecta a diversas actividades intelectuales, destacando de manera especial las de atención, las psicomotoras, las de memoria inmediata y las evaluaciones de estado subjetivo como las más perjudicadas ante una hidratación inadecuada. La deshidratación se produce cuando la excreción de líquidos excede al consumo de éstos, y da como resultado un balance negativo del agua corporal. 

En la publicación la Dra. Adan deja claros una serie de conceptos:
  • Una hidratación adecuada es un factor decisivo en la prevención de accidentes laborales y el desarrollo de enfermedades 
  • Por muy leve que sea la deshidratación, no es un estado deseable porque implica un desequilibrio en la función homeostática del medio interno que puede repercutir negativamente en la capacidad cognitiva, e interferir en la correcta realización de actividades laborales o académicas que requieran la utilización de habilidades mentales concretas
  • Se calcula que una pérdida del 2% de fluidos corporales provoca un descenso del 20% en el rendimiento físico, aunque no existen muchos estudios que hayan analizado los efectos de la deshidratación sobre el rendimiento cognitivo y las limitaciones metodológicas no nos permiten extrapolar los resultados ni extraer conclusiones firmes
  • Se ha constatado que una parte de los trabajadores no beben suficientes líquidos durante la jornada laboral e incluso llegan al trabajo deshidratados
  • Se calcula que el patrón de ingestión espontánea de líquidos en adultos jóvenes que trabajan en altas temperaturas o realizan ejercicio intenso sólo supone la reposición de dos tercios del total de agua perdida 
  • El consumo de bajas dosis de cafeína combinada con glucosa, como en el caso de los refrescos, podría ser una estrategia mejor que beber más cantidad de agua para reforzar el rendimiento en tareas de atención sostenida, aprendizaje y memorización 
En dicho trabajo también se menciona que los cambios en la cantidad de sales y electrolitos corporales producidos por la deshidratación pueden alterar la actividad cerebral y el correcto funcionamiento de diversos sistemas de neurotransmisión que intervienen en el procesamiento cognitivo, favoreciendo la pérdida de concentración y menor rendimiento, y aumentando las posibilidades de sufrir algún tipo de accidente laboral.

Los expertos recomiendan consumir aproximadamente 2-2,5 litros de líquido al día, proviniendo un 20-25% de los alimentos y un 75-80% de las bebidas, es decir, esta cantidad debe ser aportada a través de la dieta diaria. Además, recuerdan que también hay que tener en cuenta la pérdida de líquidos que produce la práctica de la actividad física, de si se es hombre o mujer o se pertenece a una población especial con mayor riesgo, así como de las condiciones ambientales que pueden promover la pérdida de agua corporal. 


Bibliografía: Adan A. “Cognitive Performance and Dehydration”. Journal of the American College Nutrition, 2012; 31(2):71 - 78 


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