Publicado por : Francisco PJ

La sensación de saciedad tarda un tiempo en llegar al estómago, por lo que cuando se come rápido se sigue teniendo hambre y, por lo tanto, se come más, lo que conlleva que se engorde más.
  • ¿Qué sucede en el organismo?
Si una persona come demasiado rápido no se llena. La sensación de saciedad tarda 20-25 minutos en llegar al cerebro. Comer rápido, en 10-15 minutos, supone ingerir muchos alimentos en poco tiempo sin notar que el hambre desaparece. Ante la ausencia de saciedad, se sigue comiendo hasta calmar el hambre.
Según un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de Atenas, comer rápido, en comparación con hacerlo lentamente, reduce en el intestino la segregación de unas hormonas que provocan la sensación de estar “lleno”, entre ellas el peptido YY y peptido glucagon-like. La reducción de la segregación de dichas hormonas induciría, por tanto, a comer en exceso. Aparte de esto, se aumenta la hormona ghrelina, que posee un efecto oréxico (estimula el apetito).
Aparte de las hormonas, el estómago también interviene en la regulación del hambre. Cuando comemos, la distensión gástrica es una de las primeras señales de saciedad. Esta señal es transmitida por el sistema nervioso vegetativo hasta el hipotálamo, centro regulador que se encuentra en el cerebro.
Una de las leyendas que circulan por ahí es que comer rapido engorda. En realidad comer rapido no engorda, pero si comemos rapido podemos ingerir más cantidad porque no nos sentimos saciados. Así pues comer rápido no engorda, sino que varía nuestra sensación de saciedad.
  • ¿Qué se puede hacer?

No es fácil lograr dedicar el tiempo suficiente a cada comida cuando nunca se ha hecho, pero es necesario hacer un esfuerzo para conseguirlo. Seguir los siguientes consejos puede servir de ayuda para superar esta situación:

-Buscar tiempo para comer y aprender a hacerlo más despacio. Es conveniente entender las repercusiones negativas para el organismo, a nivel físico y mental, que conlleva comer rápido, de modo que redunda en beneficio hacer el esfuerzo por modificar este hábito. Es factible reeducar al organismo dedicando al menos 30 minutos para las comidas y las cenas y esperar unos minutos entre plato y plato, aunque todo esté listo en la mesa, para seguir comiendo.

-Masticar bien los alimentos. Ya lo decía Hipócrates de Cos, el padre de la medicina, hace más de dos mil años: «que tu alimento sea tu mejor medicina». Para conseguir este objetivo, se debe partir por respetar las acciones naturales del propio organismo, y masticar bien los alimentos es una de ellas. Por ejemplo, comer pan tostado en las comidas es una buena alternativa al pan normal, ya que por su dureza requiere mayor masticación.

-Elegir alimentos que necesiten más tiempo de masticación, como ensaladas y verduras, en lugar de purés.
-Esperar un poco entre la comida y el postre. En la mayoría de los casos, el postre ya no se toma porque aparece la sensación de saciedad.


FUENTES:

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