Hace unos dias escuchábamos la "esperanzadora noticia" del implante con éxito de un corazón artificial permanente en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. Normalmente en estos casos es preferible realizar un trasplante con corazón humano, pero en este caso no fue posible porque el pobre hombre tenía algunas enfermedades que lo desaconsejaban.

Lo interesante de este caso es que no le han quitado el corazón enfermo para colocarle un corazón artificial, sino que, como podéis ver en las imágenes, se trata de una bomba que se acopla al ventrículo izquierdo y la impulsa mediante un bombeo contínuo (gracias al rotor, la única pieza móvil del ingenio) hacia el inicio de la arteria aorta, a partir de lo cual saldrá con la suficiente fuerza para llegar al resto del organismo. Este aparato ha sido diseñado para que dure aprox. 10 años, bastante más que muchos otros modelos de corazón artificiales completos.

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Sin embargo, el funcionamiento de este artilugio crea una gran duda: ¿Está preparado el cuerpo humano para vivir "sin pulso"? Me explico...

El corazón biológico, para bombear la sangre, se contrae y se distiende para eyectar la sangre, a partir de lo cual se forma el "pulso", que se compone de una parte con presión alta (la presión sistólica) y otra con presión más baja (presión diastólica). Pues bien, este aparato lo que hace es bombear de una forma contínua la sangre mediante un rotor, por lo que no se forma ese vaivén de presiones, con lo que el sujeto de esta operación siempre tendrá una presión uniforme. Y como sobre esto no se han comprobado sus consecuencias en el cuerpo a largo plazo, existen dudas... pero que supongo que se despejarán gracias a la experiencia de este paciente.